Mis pensamientos sobre el concierto para violín de Alban Berg

Mis pensamientos sobre el concierto para violín de Alban Berg…

De mis orígenes musicales surge también mi predilección por el concierto de violín de Alban Berg. La lengua, el dialecto austríaco, van de la mano con la articulación y el colorido de esta música. Mozart, Haydn, son los “primeros padres” de este lenguaje musical.

Un concierto como el de Berg no debe tocarse diferente de uno de Mozart. Se necesita la misma transparencia, la misma articulación, no es un concierto en el sentido habitual, donde el solista está en un primer plano, es un diálogo camerístico, en algunos momentos súmamente íntimo, entre todos los músicos.

Para mi esta pieza no es únicamente una expresión de mi patria musical, sino un Requiem por una muchacha fallecida a los 19 años. El primer movimiento describe su juventud desenfadada, su fuerte conexión con la naturaleza, su camino hacia una joven mujer; el segundo movimiento describe su enfermedad mortal, su sufrimiento, la pérdida del control motor hasta su “grito de ayuda” en el momento de su muerte. Pero precisamente NO acaba la pieza ahí! Esta obra describe el camino de un alma aquí en la Tierra, la transformación a través de la muerte y de su vuelta a su hogar de luz. Esta pieza, esconde para mí la sabiduría más profunda de que el alma es finalmente inmortal y de cómo se puede expresar mejor algo inexpresable con palabras que con Música, a la que se le ha llamado el lenguaje de los ángeles…